Hace un tiempo que tengo la
oportunidad de trabajar con deportistas de alto nivel de atletismo, son atletas
profesionales la mayoría de ellos, y lo que les caracteriza es que su visión
está disminuida, su coeficiente intelectual es menor a 70, presentan afasia,
paresias o alteración en el habla, sus piernas no sirven para correr, o les
falta algún miembro.
Su día a día es como el de
cualquier deportista que lucha por llegar a competir en unos Juegos
Paralímpicos, requieren una marcas mínimas para poder participar en los
Campeonatos Europeos o los Mundiales, pero sus cuerpos se comportan de manera
diferente a un deportista sin estas características.
El discapacitado visual se
clasifica actualmente en tres rangos:
- Ceguera total (incapaz de percibir luz o aún percibiendo luz, incapaz de diferenciar la forma de una mano a más de 20 cm)
- Deficiencia visual moderada (campo visual y agudeza visual muy disminuida)
- Deficiencia visual leve (campo visual y agudeza visual disminuida)
Éstas dificultades en la visión
hacen que pruebas como la carrera o el salto (a ciegas completamente) necesiten
de guías, en el primer caso atado a una cuerda, en el segundo caso que los
llame a través de palmadas hasta el salto en el foso, con las consecuentes
lesiones a la hora de realizar la batida con el pie o la zancada.
El discapacitado intelectual se
clasifica en un rango y es incapaz de resolver problemas sencillos, presenta en
muchas ocasiones grandes déficits de atención y dificultades en la
concentración, esto, en pruebas de velocidad o salto como el atletismo, pueden
provocar exceso de roturas musculares, ya que no modulan su velocidad y fuerza
con criterio.
El discapacitado de parálisis
cerebral presenta un tono muscular exacerbado, dificultad en el movimiento de
una o dos partes del cuerpo, dificultad en la aceleración rápida y en la
resistencia, lo que dificulta su técnica de carrera o salto, además de que enmuchas ocasiones presentan una parálisis en zona orofaríngea que hace muy
complicado su entendimiento.
Y finalmente está el
discapacitado físico, el más presente junto al visual en todas las pruebas
internacionales, sorprendiéndonos con
unas prótesis deportivas inimaginables en nuestro entorno, y un desarrollo de
tronco y brazos impresionante para las sillas de ruedas (en este caso los rangos
dependen del miembro ausente y de donde
reside la lesión medular); aquí priman las lesiones en la región del muñón,
sobrecarga en hombros y columna vertebral.
El deporte les ha brindado una
oportunidad de superación personal tras la aparición inesperada de una
enfermedad o accidente, brindársela nosotros como profesionales sanitarios y
del deporte creo que es nuestro deber; es ir más allá de una amputación, un
pérdida súbita de visión o una hemiparesia, no es necesario que sea deporte
profesional, puede ser recreacional, pero sinceramente creo que aún tenemos
mucho recorrido por hacer, y esto es una deuda pendiente con nuestros
pacientes.
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